Cuando pensamos en nuestras habilidades personales, la mayoría de los individuos nos situamos en algún punto entre una mentalidad fija y una mentalidad de crecimiento. En una mentalidad fija, pensamos que nuestras habilidades son una característica invariable, fija, que hay que demostrar. En una mentalidad de crecimiento, pensamos que nuestras habilidades son variables y que podemos desarrollarlas por medio del aprendizaje.
Carol Dweck, profesora de psicología social de la Universidad de Stanford, ha dedicado su carrera académica al estudio de ambas mentalidades. Los estudios de su equipo de investigación muestran, de modo consistente, que una mentalidad de crecimiento está asociada a mejores resultados académicos y personales, así como a una mayor motivación, menor depresión y, en general, a una mayor resiliencia frente al fracaso.
Poseer una mentalidad de crecimiento suele resultar beneficioso en términos de motivación y logro personal en todos los ámbitos. Esto es así, porque creer que se puede mejorar (lo contrario de poseer una mentalidad fija) resulta fundamental cuando nos enfrentamos al fracaso, lo que invariablemente sucede a cualquier individuo. Las personas con mentalidad fija tienden a rendirse frente a la adversidad. Porque consideran el fracaso como una evidencia de su incapacidad (dado que esta es fija). Rehuyen los retos, se esfuerzan en proteger su ego, mintiendo si es necesario, lo que, en general, inhibe su crecimiento. Por el contrario, las personas con una mentalidad de crecimiento se muestran más perseverantes frente al fracaso, invierten más tiempo y esfuerzo en la mejora de sus habilidades y se muestran más motivados por buscar soluciones, porque piensan que no han aprendido o practicado lo suficiente, no que sean inadecuados. Como resultado, tienden a deprimirse menos.
Como pone de manifiesto Carol Dweck en Mindset: La actitud del éxito, los efectos de ambas mentalidades se traducen en un rendimiento diferenciado en el ámbito académico (los alumnos con una mentalidad de crecimiento aman el aprendizaje y se sobreponen con más facilidad a las dificultades), el deporte, las relaciones de pareja o los negocios. Sencillamente, porque la perseverancia y la búsqueda de la autosuperación contribuyen positivamente al logro personal en cualquier ámbito. Una mentalidad de crecimiento permite perseverar. Y la perseverancia es un factor fundamental en la consecución de cualquier objetivo. En este TED se muestran algunos resultados de sus estudios.
Pero, si aceptamos que cualquier habilidad es susceptible de mejora con una mentalidad de crecimiento -el margen de mejora sería variable en función de la habilidad o capacidad considerada- , ¿es posible también modificar la mentalidad de una persona, es decir, favorecer una mentalidad de crecimiento en los individuos?
Los estudios de Carol Dweck indican que es posible inducir una mentalidad de crecimiento en las personas. En diversos estudios, Dweck y colaboradores han mostrado que cuando a un grupo de alumnos se le induce una mentalidad de crecimiento -con programas formativos como Brainology- estos suelen mejorar significativamente su motivación y su logro, frente a alumnos a los que no se enseña esta mentalidad. Inducir una mentalidad de crecimiento implica enseñar a los alumnos que sus habilidades, por ejemplo matemáticas, son susceptibles de mejora con el aprendizaje porque el cerebro se fortalece y crea nuevas conexiones con la práctica adecuada. Los alumnos que reciben estas enseñanzas suelen mejorar su rendimiento a lo largo del curso. Se sienten más motivados y se desaniman en menor medida frente al fracaso.
El éxito del libro de Carol Dweck reside, en parte, en transmitir una idea sencilla, fundamentada y potente: si nos situamos en una mentalidad de crecimiento podremos obtener un éxito verdadero en todos los órdenes de la vida.
La hipótesis de las mentalidades, aunque probada de modo consistente, posee algunas limitaciones que no son mencionadas en Mindset. En primer lugar, que la mentalidad es solo un factor más en el rendimiento. Algunos de los estudios de Carol Dweck sobre los efectos de la mentalidad de crecimiento en el ámbito académico muestran un impacto significativo pero moderado. Porque, como sabemos, factores como la inteligencia del alumno, el estatus socioeconómico de su familia o la calidad del colegio y los profesores tienen un efecto también significativo en el rendimiento. En segundo lugar, sabemos que la mentalidad de crecimiento, o la capacidad de persistencia de una persona es, gran medida -en torno al 40% de su variación-, atribuible a la influencia de los genes. Es decir, es posible inducir una mentalidad de crecimiento en los niños, y los padres harían bien en intentarlo, pero algunos niños, sencillamente, tienen una tendencia innata a poseer una mentalidad fija.
Como ha reconocido la propia investigadora, la mentalidad de crecimiento no tiene un efecto mágico sobre la vida de las personas. Pero incrementar la persistencia, la determinación y la resiliencia de una persona puede favorecer su éxito personal y profesional. Cultivar nuestra mentalidad de crecimiento es una inversión positiva. La obra de Carol Dweck nos permite entender mejor esta mentalidad, así como desarrollar la motivación y las estrategias para adoptarla.
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