sábado, 28 de abril de 2018

Los tres componentes de la felicidad

Resulta curioso que después de siglos de reflexión y más de tres décadas de investigación empírica, haya sido un equipo de National Geographic dirigido por el explorador, autor y productor Dan Buettner el que haya proporcionado la definición, a mi juicio, más sistemática del concepto de felicidad. ¿Es la felicidad una emoción o el resultado de evaluar positivamente nuestra vida? ¿Qué papel juega el sentido y la conexión en la felicidad? ¿Cómo pueden los países incrementar los niveles de felicidad de sus ciudadanos?

En The Blue Zones of Happiness, Dan Buettner, tras revisar gran parte de la investigación psicológica y sociológica sobre la felicidad y asesorado por un equipo de investigadores y colaboradores, concluye que la felicidad se puede descomponer en tres aspectos fundamentales: sentido vital, satisfacción vital y emocionalidad positiva. Es decir, la felicidad es la suma de tener emociones positivas diariamente, evaluar tu vida positivamente y otorgar sentido a tu vida. No es una cosa o la otra, sino las tres juntas: emoción positiva, satisfacción y sentido. O, como afirma Dan Buettner, placer, orgullo y sentido.  


Figura: Tres componentes de la felicidad

El sentido hace referencia al grado en que un individuo cree que su vida tiene sentido. El sentido vital suele estar determinado por la medida en que la persona hace uso de sus fortalezas particulares en beneficio de la sociedad. La vida tiene sentido cuando nos apasiona lo que hacemos, cuando creemos que estamos contribuyendo a algo superior.

La satisfacción vital (orgullo) es la parte evaluativa, cognitiva, de la felicidad. La satisfacción vital se deriva de sentirnos satisfechos con lo que hemos alcanzado en las áreas más importantes de nuestra vida. La satisfacción vital tiene un fuerte componente de comparación social y está en función de nuestras expectativas. Es la dimensión de la felicidad más estudiada en la investigación social intercultural.

Finalmente, la felicidad es resultado de la presencia de emociones positivas en el día a día. El grado en que el individuo experimenta placer o emocionalidad positiva en su día a día es el tercer componente de la felicidad.



Puede verse cómo la investigación empírica ha tratado de medir cada uno de los componentes aquí.

¿En qué medida permiten los distintos países el desarrollo de cada uno de los componentes de la felicidad entre su población? A partir de los datos procedentes del World Happiness Report, Buettner identifica los tres países que han alcanzado los niveles más elevados de felicidad en uno de los tres componentes de la felicidad:
  1. Dinamarca (sentido): Sus habitantes poseen uno de los niveles más altos de sentido vital, el primer componente de la felicidad. Básicamente, porque la mayoría de la población tiene sus necesidades cubiertas, la desigualdad social es baja, la confianza social es alta y las personas son libres y capaces de perseguir su pasión, ejercer sus fortalezas y disfrutar de su trabajo. 
  2. Singapur (satisfacción vital). Seguridad y armonía social, éxito personal y crecimiento económico convierten a Singapur en el país con mayores niveles de satisfacción vital.
  3. Costa Rica (emocionalidad positiva). Pasar más tiempo con familiares y amigos, el disfrute del tiempo libre y la satisfacción de las necesidades básicas hacen de Costa Rica uno de los países con mayor nivel de emocionalidad positiva. 
Estos tres países sobresalen en una de las vías a la felicidad. En el vídeo a continuación, Dan Buettner explica estas tres vías a la felicidad. 


En The Blue Zones of Happniess, Dan Buettner identifica las actividades personales (en los ámbitos más importantes de nuestra vida como la salud, las relaciones, el trabajo y el ocio) así como las modificaciones en nuestro entorno personal (tener un amigo feliz es, según Buettner, una de las acciones más eficaces), social y ambiental que pueden incrementar los niveles de felicidad. Aunque sabemos que en torno al 40-50% del nivel de felicidad de un individuo está determinado por su temperamento innato, existen acciones que pueden mejorar nuestra felicidad en cada uno de los ámbitos: satisfacción vital, nuestra emocionalidad positiva o el sentido vital.


Hay acciones que contribuyen a mejorar sólo uno de los pilares (ej. dormir 7 horas es fundamental para la emocionalidad positiva pero no tiene impacto sobre el sentido o la satisfacción vital). Otras acciones pueden mejorar dos aspectos al mismo tiempo (ej. participar en acciones de voluntariado puede incrementar nuestro sentido vital y nuestra emocionalidad positiva). Y hay acciones que contribuyen, adecuadamente combinadas, a los tres componentes de la felicidad de modo simultáneo como socializar (pasar más tiempo con familiares y amigos), el amor, un trabajo adecuado, tener un perro o vivir en la casa adecuada.  

La historia de la investigación sobre la felicidad es extensa y muy interesante. Y no pretendo reducirla al trabajo de The Blue Zones. Pero hay algo que no deja de sorprenderme del esfuerzo de Dan Buettner. La divulgación de la investigación en ocasiones consigue avances más relevantes que la propia investigación. El trabajo de Buettner es una buena prueba de ello.


Puedes realizar un breve test sobre tus niveles de felicidad y obtener recomendaciones basadas en The Blue Zones aquí.

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