Nuestras divisiones políticas no
siempre se deben a intereses contrapuestos, sino que, en muchas
ocasiones, son originadas por nuestro cerebro tribal, por nuestra
mente coalicional. Nuestra mente está preparada para dividir entre
“nosotros” y “ellos”, y para utilizar las ideas y el
razonamiento para vencer en disputas con los “otros”. Nos
sentimos progresistas o conservadores, de izquierdas o de derechas,
del bando A o del bando B. Pero, ¿realmente son las ideas las que
nos dividen?
Veamos. La izquierda defiende la
igualdad y la justicia social. Pero, ¿quién no desea vivir en una sociedad
socialmente justa? Los estudios empíricos muestran que la mayoría de
los individuos prefiere vivir en sociedades con poca desigualdad. Los
liberales defienden la libertad. Pero, ¿quién no querría vivir en
una sociedad libre? La gran mayoría de los individuos valora la
libertad. El comunitarismo defiende la importancia de la comunidad y
de ciertos valores comunitarios como el respeto a los otros, la ayuda
o el altruismo. ¿Quién no defendería tales valores?
Las ideas y los valores importan. Pero
nuestras diferencias (medidas estadísticamente) son menores de lo
que pensamos. Nuestro cerebro tribal nos hace creer que nuestras
diferencias respecto a ciertos valores importantes son mayores de lo
que realmente son.
La investigación del profesor de
psicología social Jonathan Haidt ilustra muy bien estos mecanismos.
Uno de sus escritos más conocidos es The Righteous Mind: Why GoodPeople are Divided by Politics and Religion
El texto del profesor de sociología
Amitai Etzioni La tercera vía hacia una buena sociedad: propuestas desde el comunitarismo es una muy buena introducción a las bases de
una propuesta de política social conciliadora y centrista.
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