jueves, 1 de noviembre de 2018

Culturas rígidas, culturas laxas

Como la personalidad de los individuos, la cultura de las sociedades se puede examinar a partir de un número limitado de factores o rasgos distintivos. En el ámbito de la personalidad, los rasgos esenciales refieren al grado de Honestidad-Humildad, Emocionalidad, Extroversion-Introversión, Agradabilidad, Minuciosidad y Apertura a la experiencia (HEXACO, por sus siglas en inglés). En el ámbito de la cultura, sin embargo, no existe un consenso sobre los rasgos que caracterizan a las culturas. Algunos investigadores han propuesto modelos universales, como el modelo de las cinco dimensiones de Hofstede, que identifica los rasgos de Distancia de poder, Individualismo-Colectivismo, Masculinidad-Feminidad, Evitación de la incertidumbre y Orientación a largo plazo-Orientación a corto plazo.

Un factor muy estudiado es el de Individualismo-Colectivismo. En las sociedades individualistas, el individuo posee una orientación hacia uno mismo, como una persona autónoma, mientras que en las sociedades colectivistas, la identidad de un individuo está sumergida en la sociedad o en el grupo más amplio al que pertenece. Así, de la misma forma que los individuos difieren en su nivel de extroversión-introversión, las culturas difieren en su nivel de individualismo-colectivismo.

Pues bien, otro factor clave para entender las diferencias entre las culturas está relacionado con el grado de orden normativo de una cultura, determinado por el número de normas sociales explícitas que posee una cultura así como el grado en que estas normas son implementadas, seguidas de forma estricta o no por los individuos de esa cultura. Según su nivel de orden normativo, las culturas se distribuyen en un continuo de Rigidez-Laxitud. La rigidez máxima implica que la cultura posee normas para muchos aspectos de la vida individual y social y que estas normas son implementadas de modo estricto. La laxitud máxima implica que la cultura posee pocas normas, que estas son poco claras y que son implementadas de un modo laxo.

La investigación sobre el factor Rigidez-Laxitud está brillantemente documentada por la investigadora en psicología cultural Michele J. Gelfand en su libro Rule Makers, Rule Breakers: How Tight and Loose Cultures Wire Our World. Gelfand ha dedicado su carrera académica a la investigación cros-cultural sobre el factor de Rigidez-Laxitud: cómo desarrollar indicadores válidos, subjetivos y objetivos, de la rigidez cultural, la medida del grado de rigidez-laxitud de las culturas del mundo, los determinantes socio-ambientales de la rigidez-laxitud o la correlación entre la rigidez-laxitud y factores como la felicidad o el grado de autoritarismo de una sociedad. El libro Rule Makers, Rule Breakers es una muy buena síntesis de más de 20 años de investigación social.


El factor de Rigidez-Laxitud fue planteado por primera vez en los años 60 del siglo XX por el antropólogo Pertti Pelto. Uno de los retos fundamentales de cualquier sistema social es compaginar el orden con la diversidad, la estabilidad con el cambio social. Esto produce que las culturas desarrollen pautas particulares de hacer frente a este reto.

Un orden normativo excesivo impide la expresión individual y la innovación. Una laxitud excesiva hace impredecible una sociedad, dificultando la cooperación y coordinación social. De modo que unas culturas evolucionan hacia sistemas más ordenados, estrictos, rígidos (como la Esparta de la Grecia Clásica, o el Japón y Singapur actual) mientras que otras desarrollan sistemas normativos más flexibles, más laxos (como la Atenas de la Grecia Clásica o la actual Nueva Zelanda o los Países Bajos). Las sociedades con una cultura rígida tienden a ser más cerradas, más ordenadas, menos tolerantes, más uniformes y estables, tener entornos más limpios y silenciosos. Por el contrario, las culturas más laxas tienden a ser más abiertas, más desordenadas, más diversas y más abiertas al cambio y tener entornos más ruidosos y sucios.



Una cuestión esencial es por qué unas sociedades desarrollan una cultura más rígida que otras, es decir, qué factores determinan el grado de rigidez-laxitud normativa de una cultura. La investigación de Gelfand y colaboradores sugiere que las sociedades que experimentan un nivel más elevado de estrés ambiental o social, como el derivado de la densidad de población elevada, el riesgo de invasión, la diversidad interna, la enfermedad epidémica o los desastres naturales, tienen a desarrollar niveles de orden normativo más elevados (mayor rigidez). Por el contrario, aquellas sociedades con un desarrollo histórico más seguro tienden a desarrollar órdenes normativos más laxos.

Otra cuestión apasionante es la conexión compleja entre cultura, temperamento, funcionamiento del cerebro y genes. Un hallazgo predecible pero muy relevante de la investigación de Gelfand y colaboradores es que el factor Rigidez-Laxitud está correlacionado con el temperamento de los individuos y su grado de autocontrol (en las culturas más rígidas, los individuos tienden a tener más autocontrol) así como con la expresión de ciertos genes asociados con la vigilancia social. En las sociedades más rígidas, los individuos tienden a poseer una mayor capacidad para leer e interpretar las normas sociales, poseen una mayor capacidad de vigilancia.



Resulta difícil desentrañar la interconexión entre cultura, temperamento y genes. Pero de forma muy resumida podemos decir que ciertas características del entorno biofísico y social hacen más probable que sobrevivan individuos con un grado mayor de autocontrol y vigilancia social, lo que, a su vez, configura culturas más rígidas que, a su vez, favorecen la expresión de rasgos individuales de mayor observancia normativa. Es la idea, no fácil de desentrañar, de co-evolución gen-cultura, que nos sugiere que la expresión de ciertos rasgos es resultado de la evolución biológica y cultural, ambas entrelazas, y a la que Gelfand presta poca atención en el libro.

Finalmente, Gelfand plantea una cuestión de gran interés: ¿es mejor vivir en una sociedad rígida o flexible? ¿deben las sociedades y las organizaciones hacerse más rígidas o más flexibles? Y la respuesta es que un grado intermedio de rigidez-laxitud parece asociado a resultados más favorables en distintas medidas de bienestar social. Gelfand refiere al Goldilocks Principle o principio de Ricitos de Oro: las cosas deben situarse entre ciertos márgenes y no irse a los extremos. Como afirma la investigadora en una entrevista sobre rigidez-laxitud, terrorismo y orden social:

Sin embargo, el problema surge cuando la severidad o la laxitud se vuelven extremas: al estudiar a más de 30 países descubrimos que tanto las culturas muy estrictas, al punto de llegar a la opresión (como Pakistán, Turquía y China) como las culturas muy laxas, caóticas por tanta libertad (como Ucrania, Brasil y Venezuela) son menos felices, tienen más depresión, tasas de suicidios más altas y más inestabilidad política.

El libro Rule Makers, Rule Breakers es un libro fundamental para comprender las diferencias entre las culturas y, en especial, el factor de Rigidez-Laxitud. Es, también, una magnífica y estimulante introducción a la investigación en psicología y sociología cultural.

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