sábado, 29 de junio de 2013

¿Líderes narcisistas?

Siempre he admirado y temido a los líderes. Políticos, directores de grandes corporaciones, líderes de movimientos sociales, todos juegan un papel fundamental en nuestras sociedades y en nuestras vidas cotidianas. Algunos líderes son personas excepcionales, capaces de grandes hazañas. Y uno disfruta leyendo sus biografías (leo estos días la autobiografía de Nelson Mandela). Pero, al mismo tiempo, algunos líderes son responsables de grandes infortunios.

Todo parece indicar que el narcisismo es un rasgo de personalidad más acentuado entre los líderes que entre la población general. Las personas narcisistas no solo se aman a sí mismos (como Narciso), sino que sobreestiman sus habilidades y capacidades y suelen ser explotadores. Puede haber motivos sociobiológicos diversos para el ascenso de los narcisistas a las posiciones de liderazgo. Un reciente estudio muestra que parte de la explicación de este fenómeno puede residir en nuestra tendencia a elegir líderes narcisistas en tiempos inciertos. El estudio de los investigadores de la Universidad de Amsterdam parece mostrar que en momentos de incertidumbre los individuos tendemos a preferir líderes narcisistas, posiblemente inducidos por la percepción de que pueden ayudar a reducir la incertidumbre. Otros estudios han advertido de la prevalencia moderada de patrones psicóticos y de sobreconfianza entre nuestros líderes. El libro de Kahneman dedica unas cuantas páginas muy interesantes a los riesgos de la sobreconfianza de los líderes empresariales.

Las personas confiadas y con una gran valoración de sí mismos tienden a deslumbrarnos. Seguramente porque pueden ser muy útiles para cualquier grupo de individuos necesitado de mejorar su situación. Pero olvidamos que su personalidad, descontrolada, puede jugar en nuestra contra. El liderazgo es una pieza clave de cualquier grupo, organización o sociedad. Su estructuración en un grupo puede ser tan importante como la tecnología que manejamos. Así que deberíamos cuidar el liderazgo. Y temer el narcisismo.

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